El Top Five de los términos más irritantes en la divulgación periodística de la evolución
Lo que sigue es la traducción de un artículo de Oliver Knevitt, un investigador en paleontología de la Universidad de Leicester en el Reino Unido (con permiso del autor). El original se llama “The Top 5 Most Irritating Terms In Evolution Reporting” y apareció el 17 de abril de 2013 en su blog Between Death and Data, en la comunidad Science 2.0. Yo llegué a él a través de una nota de PZ Myers en Pharyngula que lo citaba con gran aprobación (“Oh god yes yes”) y añadía el término “darwinismo”.
La evolución es un tema malentendido por millones de personas. Y hay que decir que gran parte del tiempo la manera en que se informa de las cosas en la televisión o las noticias no ayuda en nada.
Éstos son los cinco términos más comunes que al escucharlos me hacen morir un poco. Aunque su efecto es sutil, todos ellos perpetúan mitos comunes sobre la manera en que funciona la evolución. Cuanto más pronto se extingan, mejor.
1. Supervivencia del más apto
Este término se suele usar como sinónimo de la selección natural. De hecho no fue acuñado por el propio Darwin; lo usó por primera vez Herbert Spencer, aunque Darwin luego llegó a utilizarlo asiduamente.
El problema con la expresión “supervivencia del más apto”, según lo veo, es que representa bastante mal la manera en que la selección funciona realmente. Esto es porque no es en realidad la supervivencia del organismo más apto lo que impulsa la evolución: es la muerte del organismo menos apto.
Puedo entender cómo la “supervivencia del más apto” iba bien con las sensibilidades victorianas. En vez de implicar una visión brutal de la naturaleza, “roja en dientes y garras”, implica una lucha en pos de la automejora. Lo cual es, hay que decirlo, atractivo, pero desafortunadamente insostenible a la luz de la teoría y de los hechos.
2. Fósil viviente
Éste es otro término muy atractivo. Aquí abajo está el mejor ejemplo que pude encontrar luego de rebuscar un poco en los cajones aquí en Leicester. Es una hoja de arce junto a una hoja más o menos moderna de algo más o menos similar a un arce (un sicómoro).
Es tan atractivo porque algunos de los que llamamos fósiles vivientes realmente se ven como tales: como si un hechizo hubiera dado vida a un fósil inanimado. O como si el animal fósil hubiera estado todo el tiempo ahí, esperando su momento.
Sin embargo esto simplemente no refleja la realidad. Ningún organismo sobrevive sin adaptarse. Sí, puede ocurrir que la forma de su cuerpo parezca muy conservada, pero aún así es probable que haya muchos cambios que se nos escapan.
Creo que es muy improbable que el mismo ambiente exista por cientos de millones de años, y aún más improbable que el mismo organismo sea capaz de permanecer en carrera durante tanto tiempo. Por el contrario, estos organismos han tenido necesariamente que ser muy flexibles, listos para adaptarse a los cambios tumultuosos de su ambiente a lo largo de las eras.
Richard Fortey propone en cambio el uso del término “sobrevivientes”, que es muy preferible. Estos animales son simplemente muy exitosos y no una especie de dinosaurios.
3. Eslabón perdido
Éste es sin duda alguna el peor de los términos en uso. Hay muchos, muchos problemas fundamentales con esta expresión, como ya he escrito antes, pero uno de los principales es que un eslabón implica una cadena: una gran cadena del ser, con los animales más tontos en el extremo más bajo y el hombre inteligente en la cima.
Pero hay una razón más profunda por la cual me gustaría ver esta expresión muerta y enterrada. Es que es totalmente peyorativa. Sólo la usan aquéllos que desean denigrar la evolución. Automáticamente implica que estamos metidos en una especie de juego de “unir los puntos”; que pasamos el tiempo desesperadamente examinando piedras tratanto de encontrar justamente ese crocopato que completará nuestro árbol y finalmente dará legitimidad a nuestros planes mal concebidos.
La realidad es que ocurre todo lo contrario. Tenemos demasiados fósiles; saber cuáles están más cercanos y cuáles más alejados de la línea ancestral es la parte difícil.
Ésta es la única expresión sobre cuyo uso yo impondría una prohibición completa, estilo Corea del Norte. La principal razón es que los informes de los medios están obsesionados con esta idea. Lo que nos interesa es develar la historia de la vida en la Tierra y entender cómo funciona la evolución. No estamos simplemente tratando de probar que ocurrió.
En resumen, no hemos perdido nada y no estamos buscándolo, muchas gracias.
4. Más evolucionado / menos evolucionado
Tengo que decir que, en trabajos de divulgación pública que he hecho, he sucumbido a decir esto. Es demasiado conveniente. Pero en cambio prefiero el término “basal”. Una lamprea se considera un vertebrado más basal que un humano porque posee características similares a las que esperamos que tenga el ancestro común de todos los vertebrados. No evolucionamos de una lamprea; compartimos un ancestro común que dista tanto de las lampreas como de los humanos, sólo que es mucho más parecido a una lamprea.
Estrictamente hablando, no somos más evolucionados que una lamprea. Somos buenos en lo que hacemos, y las lampreas son buenas en lo que hacen.
5. Adaptación
Estoy seguro de que mucha gente me llamará pedante porque me desagrada este término. El problema de usar la palabra “adaptación” en vez de “característica” es que asume que apareció a través del adaptacionismo.
Es innegablemente cierto que la fuerza más importante de las que moldean la morfología de un organismo es la adaptación; es decir, cambiar evolutivamente de manera de que el organismo se adapte mejor a la tarea requerida. Sin embargo, ésta no es la única fuerza que da forma a las partes del cuerpo o a las conductas. Con frecuencia éstas son de una cierta manera debido a restricciones en la evolución; pueden aparecer en tándem con la evolución de otras partes del cuerpo. No me gusta el término “adaptación” porque nos induce a presunciones inadvertidas sobre el origen de las características de los animales.
En realidad quienes arruinaron este término fueron los psicólogos evolucionistas, quienes (supongo que es correcto decirlo) asumen con regularidad una visión casi totalmente adaptacionista del cuerpo humano. El peor ejemplo que puedo recordar es la hipótesis de que a las mujeres les gusta el color rosado porque es una adaptación para recoger frutos rojos. Al usar el término “adaptación” se implica automáticamente que debe haber una razón selectiva para esto. ¿Recuerdan lo que dije sobre «la supervivencia del más apto”? Éste es un ejemplo perfecto de una mala aplicación. No es simplemente que aquéllos que preferían el rosado tenían más chances de sobrevivir y reproducirse; debería significar necesariamente que aquéllos que no preferían el rosado tendrían que haber muerto. Lo cual es… improbable, para decir lo mínimo.
Conclusión
Ahí lo tienen. Ahora bien, me doy cuenta de que hay problemas más serios que éstos en los informes mediáticos. El problema es que, cuanto más nos rodean estas expresiones, a base de aparecer en un informe mediático aquí y allá, más insensibles a sus connotaciones erróneas nos volvemos. Si reemplazáramos este lenguaje por uno más correcto, no tendríamos los malentendidos generalizados sobre la evolución que hoy tenemos. O al menos no serían tan malos.
No es particularmente un problema para nosotros los paleontólogos y los biólogos evolucionistas, porque usamos terminología especializada. Por ejemplo, yo podría describir algo como un grupo troncal si es parte de una secuencia transicional: es un término que tiene una definición precisa, lo cual significa que podemos ser exactos y concisos al describirnos nuestras ideas.
Obviamente los periodistas no pueden ofrecer un glosario con cada artículo; esto contradice el objetivo del periodismo, que es digerir una historia compleja y condensarla en una pequeña y brillante pepita de información. Pero debe haber mejores maneras de reportar historias que usando términos con este bagaje de error.
Aquí termina la traducción del artículo. Quedan quizá algunas cosas que aclarar o puntualizar, pero en interés de no alargar más este post ni hacer una crítica editorial, invitamos al lector curioso o con dudas a que nos deje sus preguntas en los comentarios.
No conocía el término crocopato o su origen inglés en crocoduck:
http://en.wikipedia.org/wiki/Crocoduck
Gracias por dejar este buen artículo.. Todos caemos muchas veces inadvertidamente en estos falsos estereotipos que en nada ayudan a la divulgación acertada de la teoría.
Knevitt usa una descripcion un poco complicada para explicar que el proceso natural no es Evolutivo sino Creativo. Tan complicada que ni el mismo se da cuenta de lo que dice.
El principal error, ¿no será confundir «Selección natural» con Evolución ?, siendo la primera una posible explicación a la segunda.
PD – No soy «creacionista»… lo comento por si las moscas.