El astrólogo de mi hotel en Bombay […] es un hombre de negocios y […] atiende sobre todo a hombres de negocios. […] Un banquero […] le solía llevar, después de una comida opípara en el restaurante del hotel, a sus clientes importantes. […] Una vez revisó la palma de la mano de un señor que fue a pedir un crédito importante y creyó ver que el hombre no iba a vivir el tiempo suficiente para devolver toda la plata. El astrólogo se lo contó al banquero, que para eso le pagaba, y el banquero le negó el crédito. Unos meses después, el hombre, que sin el préstamo se fue a la quiebra, se pegó un tiro. El astrólogo había dado en el clavo —o lo había remachado.
Martín Caparrós, Dios mío. Un viaje por la India en busca de Sai Baba. 1era. ed., Buenos Aires, Planeta, 2011.
Efectos secundarios de la superstición