Los habitantes de Palestina pasaron por un montón de creencias distintas, en realidad, y eso se ve en la Biblia. Especialmente las concepciones del diablo van cambiando. Por ejemplo, en el Génesis es la Serpiente, que debe ser mala porque provoca a Adán y Eva a desobedecer a Dios, pero no hace más nada. En el Libro de Job es casi un amigo, un rival amistoso que ayuda a Dios a probar la fidelidad de Job. Hay un montón de lugares en el Antiguo Testamento donde ni aparece, donde Dios mismo es el que le mete ideas a la gente (hace «que se endurezcan sus corazones») y después los castiga por tener esas mismas ideas.