A mí me miran raro a veces o se sonríen, porque cuando me molesto por algo o siento lástima, me acostumbré a decir una frase… modificada. «Dios mío… si existieras».
En las últimas fiestas un amigo me mandó al celular: «feliz navidad ateo del orto». A estas alturas ya no es secreto para nadie mi postura sobre las religiones.