Re: Día del escepticismo – El CEA cumple un año
A ver si entiendo, estamos celebrando que la tierra circundo por completo el sol, desde que se creo el Circulo Escéptico, una ridiculez. Pero que linda ridiculez, en un mundo que celebra el nacimiento de un tipo que no sabemos bien que le paso, ni para que carajo nació, ni porque negaron a sus verdaderos padres, ni nos interesa, y esto sucede desde hace dos mil años. Celebrar esta ridiculez es de subversivos, subversivos dentro del estándar de los que dicen algo hay, o los que a todo lo resuelven con la palabra energía y alusiones a seres invisibles.
Felicitaciones a sus fundadores, que con su esfuerzo, visión y desafiando al fracaso, lograron esta relación de fraternidad que creo, hay entre nosotros. Un poco como dijo alguna vez Borges, no nos une el amor, sino el espanto, estoy seguro que si algo nadie esperaba, era hacer nuevos y tantos amigos.
El sábado pasado, con Suyay y Daneel, conformamos un minimalista e improvisado triangulo escéptico, iluminados por las lámparas de bajo consumo de Banchero, hablamos de pequeñas cosas que voy a destacar y me parecen muy valiosas. El hecho de que no hayan luchas de poder, de liderazgo, odios y problemas por manejos económicos, puede ser fruto de que no tengamos plata; de lo joven que es el Circulo, pero también, de lo maduro que es; y si bien los objetivos, como imitando a la vida, no están del todo claros, tenemos en claro que queremos seguir existiendo y creciendo y eso es muchísimo.
Bueno, los que tenemos la dicha de vivir una deliciosa vida finita, sin rencarnaciones, ni reyki, ni mundos más tentadores, seductores, letales, sexuales y descarados que este, entonces celebremos nuestra primer rotación al sol, levantemos nuestra botella de Bodka por muchas rotaciones más, de este pequeño Circulo que forma parte de un planeta que no hace mas que dar inútiles y coreográficas vueltas a una estrella que se quema, como por capricho, a si misma, pasando por toda la tabla periódica, dándole sentido temporal y sustento vital, a nuestra hermosa y extraña existencia, a nuestra demencial razón y conciencia de nosotros mismos.