Visita al Museo Ovni: la primera impresión
El sábado 14 de enero de 2012, un grupo de integrantes del CEA, con representantes de la Ciudad de Buenos Aires y de Rosario, visitamos el Museo Ovni. El mismo está ubicado en la ciudad entrerriana de Victoria y es dirigido por su fundadora, Silvia Pérez Simondini, y su hija Andrea. Si bien hasta hace poco tiempo el museo funcionaba en un garaje, actualmente tiene su lugar propio en lo que solía ser un salón de fiestas.
En el hall nos recibe, de un lado, un “plato volador” estereotípico en silueta, con un tripulante con un agujero en lugar de cara, para que nos saquemos las obligadas fotos; del otro lado, una escultura de un ser similar al Alien del magistral H. R. Giger, con una calavera humana en una de sus garras.
En un rincón de la sala hay un telescopio, quizá para mostrar al visitante que la observación de ovnis es algo serio que se hace con instrumentos científicos, aunque para observar objetos en movimiento dentro de la atmósfera terrestre un telescopio es casi totalmente inútil (lo más recomendable es un buen par de binoculares).
En una de las paredes, recortes de diarios enmarcados relatan noticias de avistamientos en Victoria y otras ciudades. Una vitrina contiene la famosa “chapa ovni”, la esfera de Casilda (luego daremos detalles) y otros objetos no relacionados, como el pie de una momia de Perú.
Hay cuadros con reproducciones de dibujos hechos por indígenas, que muestran seres humanos con varios ornamentos. Según la inscripción en la base del marco, representan astronautas con cascos y objetos radiactivos. Una nota refiere a la obra del pseudoarqueólogo Erich von Däniken. Otro de estos cuadros muestra una vieja y deslucida fotografía de los famosos moais de la Isla de Pascua, con una inscripción: “Como han sido movidos, colocados erguidos? Visitantes de planetas extraños pudieron anular la ley de gravedad?”.
Hay muchas fotografías de supuestos avistamientos, cuyo único punto en común es su falta de nitidez. Las tarjetas escritas a máquina y pegadas en la base o los costados de las fotografías nos indican lo que, a falta de evidencias y de detalle de las fotografías, debemos creer. En otra pared, una estantería está repleta de miscelánea: vasijas, estatuitas, montoncitos de azufre, y restos de animales en cajitas o frascos.
El escritorio que hace las veces de recepción está repleto de figuras de juguete o de colección que representan a una amplia variedad de extraterrestres de la ficción del cine, las historietas y la televisión, desde el entrañable E.T. hasta el gran Maestro Yoda, pasando por los sanguinarios invasores de Día de la Independencia.
El salón de al lado funciona como bar, y sus paredes están empapeladas con afiches de películas, series de TV, congresos de ovnilogía e incluso publicidades de desodorantes. También hay una biblioteca, aunque relegada a un rincón del bar. Contiene muchas novelas de ficción sobre el género y algunas carpetas.
La impresión general del museo, desde la fachada misma, es de que estamos entrando en algo más parecido a un pequeño parque de diversiones, en particular la zona del Tren Fantasma o el Laberinto del Terror, que a una institución donde se preserva y expone conocimiento. Pero como dicen, no hay que juzgar al libro por su portada. No nos crean todavía; en los próximos días les contaremos los detalles de los objetos más particulares exhibidos en el museo y los relatos y teorías presentados en video o de viva voz por los “investigadores” de Visión Ovni.
(Entretanto, los impacientes pueden ir leyendo las impresiones de Daneel Olivaw en Legos a Logos: Mi visita a un Museo OVNI. Como dice Daneel, “la atracción principal del museo no son los objetos que en él se exhiben sino las personas que lo organizan”.)
Lea admiro las ganas de ir.
Lo que pasa es que no es tan difícil ir. Ellos desde Rosario cruzan el puente hasta Victoria y listo.
Igual tomarse el tiempo de ir es un laburo.
Je je. «El puente» son 600 metros sobre el cauce principal del Paraná. Después te quedan 60 km más hasta Victoria. Y creéme que Victoria no es lo que se dice diversión garantizada.
No es tanto por el desplazamiento si no por fumarse ese «museo». Yo fuí al de Villa General Belgrano en Córdoba y a los cinco minutos me quería tirar por la ventana.
Y son unos 300 km desde Buenos Aires :P.
Motonet, el museo está buenísimo. Si bien Pablo parece que lo sufrió, yo la pasé muy bien.
Por qué la pasaste bien? Daban empanadas?
Yo no lo sufrí, pero sí me pusieron incómodo ciertos momentos, cerca del final de las charlas. Me parece que es la edad. 🙁 Agradezco que la juventud escéptica tuviera mayor resistencia que yo y menos reparos a la hora de hacer preguntas incómodas. A mí me daba la impresión de que si decía que los ovnis eran patos o globos iba a ser como decirle a un chico que Papá Noel son los padres.
Por eso la comparación con una misa. Se entiende.
Aparte, creo que ya es imposible romper la relación entre el término OVNI y supuesta nave extraterrestre. Una lástima.
Habría que imponer la sigla S.U.P.U.E.S.T.A.N.A.V.E.E.X.T.R.A.T.E.R.R.E.S.T.R.E. para reemplazar a O.V.N.I. Sería menos catchy pero más acorde con la forma en que se la usa.
Una S.N.E, no está mal.
La pasé bien porque me resultó muy interesante e iluminador escuchar lo que creen ellos de primera mano. Fue toda una revelación la cantidad de errores fundamentales (como hablar de un acero sin hierro); sinceramente pensé que iban a ser más sofisticados.
Ah. Bueno, en mi caso anduve entre ese tipo de locos durante mi infancia, habia libros en casa como el Proyecto Libro Azul y otros que por suerte no recuerdo.
Ya de segunda mano esas opiniones huelen a locura.
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ESTOY DE ACUERDO CON MOTONET, CON RESPECTO AL MUSEO, YO FUI CON LA SUPER ILUSION DE ALGO INTERESNTE Y EL MUSEO (CASITA) Q NOS QUEDAMOS LA MAYORIA COMO MUCHO 20MIN. XQ TODOS SE FUERON A LA MIERDA Y DE ECHO LA VIEJA Q DABA CHARLAS ECHABA A GENTE, SEGURAMENTE XQ FLASHABA Q ERAN EXTRATERRESTRE. (ESO LO DIGO XQ LA VIEJITA DECIA Q IBAN CHICOS JOVENES DISFRAZADOS Y EN REALIDAD ERAN SERES DE OTROS PLANETAS)
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