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Cómo salió el encuentro en Buenos Aires y la charla de Bunge

Algunos de los presentes en el encuentro, dentro del Grand Splendid

El pasado Jueves 15, tal como habíamos avisado y venimos haciendo, nos encontramos en Buenos Aires. El lugar de encuentro fue una librería llamada Grand Splendid, que la mayor parte de nosotros no conocía. Describir su belleza e imponencia daría para un libro entero, pero nos limitaremos a decir que funciona en el edificio de un antiguo teatro, conservando su anterior arquitectura. En los palcos y plateas se encuentran los libros, y sobre el antiguo escenario teatral funciona un bar con mesas, sillas y sillones.

Allí estuvimos desde las 15hs conversando de temas diversos, desde los más serios hasta los más triviales. Alrededor de las mesitas, juntadas al modo tradicional, estábamos sentados aproximadamente diez personas. Hubo un par de caras nuevas, tres que viajaron desde Rosario, dos que  fuimos desde La Plata y el resto, de Buenos Aires. Por primera vez (y esperemos que también por última), ninguna representante del género femenino nos gratificó con su presencia.

Luego de varias horas de charla, llegando el final de la tarde, un pianista profesional desplegó sus habilidades en un piano de cola que se encontraba en la esquina del escenario, a tres metros de nosotros. Finalmente, a las 19hs partimos de la librería hacia el edificio de la Sociedad Científica Argentina. Si bien la arquitectura del Grand Splendid rebosaba de lujo, debo decir que este segundo edificio tampoco se quedó tan atrás, como bien se podrá notar en las fotos.

Allí, desde el escenario de una hermosa y pequeña sala de estilo teatral, Mario Bunge dió una breve conferencia seguida de una sesión de preguntas y respuestas, organizada por el Center for Inquiry Argentina. Acompañándolo se encontraban Alejandro Agostinelli y Alejandro Borgo, dos grandes divulgadores del escepticismo también bastante conocidos por todos nosotros.

Sala de la Sociedad Científica Argentina donde Mario Bunge dio la conferencia

Algunos ya conocíamos personalmente a Bunge, otros no. Si bien ninguno de nosotros estuvo de acuerdo completamente con todas sus opiniones, sí compartimos la base de su pensamiento, y desde ya todos coincidimos en que es un interesante personaje a quien nos encantaría volver a escuchar cuando tuviéramos la oportunidad. Pero ya dejando de lado su aspecto intelectual, seguramente sus dos cualidades que más nos llamaron la atención fueron, uno, su avanzada edad y dos, su gran sentido del humor e ironía. Se la pasaba tirando chistes o comentarios con cierto toque de gracia, al mismo tiempo que se le dificultaba mantener firme el micrófono en la mano.

A mí en lo personal, me hizo reír a carcajadas el modo en que respondió una de las preguntas del público (que habían sido escritas en papelitos y recolectadas previamente), que decía «¿Usted cree en Dios?». Si en el lugar de Bunge se hubiera encontrado cualquiera de nosotros, probablemente habría respondido con un «¡No!», pasando luego a explicar minuciosamente las razones filosóficas, una por una, como si hubiera estado preparado para ese momento toda la vida. Y esa era la manera en que todos supusimos que él también reaccionaría. Sin embargo, respondió con extrañeza y curiosidad, como si nunca se hubiera esperado esa pregunta. Dijo simplemente: «No… ¿por qué?…», y por el contraste con lo esperado, todo el público estalló en risas. Fue como si le hubieran preguntado: «¿Usted cree que en la sala de al lado hay un chanchito volador vestido con traje de ballet?». Luego de una breve pausa, simplemente agregó, encogiéndose de hombros: «…¿hay alguna prueba de que exista?», y pasó a la siguiente pregunta.

De izquierda a derecha: Alejandro Agostinelli, Mario Bunge, Alejandro Borgo

Una vez terminada la conferencia, los amigos que nos visitaban de Rosario emprendieron el viaje de regreso a su ciudad, para no llegar demasiado tarde. El resto de nosotros fuimos a cenar unas pizzas a un restaurante, donde pasamos un par de horas más conversando sobre todos los temas posibles e imaginables. En el transcurso del día surgieron varias ideas y propuestas interesantes, las que comunicaremos y desarrollaremos en poco tiempo.

Las fotos sacadas a lo largo de toda la jornada ya fueron subidas a nuestra cuenta de Facebook, para quienes las quieran ver (gracias, Fernando). ¡Y todo el que quiera sumarse a los próximos encuentros, está por demás invitado! Sólo debe seguir con atención nuestro blog, o nuestra cuenta de facebook o twitter, o bien nuestro podcast, el foro o el newsletter, o bien todos ellos, donde siempre anunciamos los detalles de los próximos encuentros. ¡Hasta la próxima!

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