Re: Esperanza matemática en la lotería

#35163
Sir Arquimedes
Participante

Estimadísimo Forista Ernesto García: Es mas probable que tengan “memoria” los dados o la ruleta o las cartas, al menos mas que una maquina electrónica que tiene programado otorgar un premio entre cierto numero de gente que pierde, por otra parte, estoy de acuerdo con lo que bien señala el prestigioso forista Yampolsky, pero al ser mecánico y trabajar con ciertas fuerzas de la naturaleza y no con un cerebro de silicón y arterias de cobre, por muchos mantenimientos que les hagan, y estándares de calidad de los materiales, nunca habrán dos rullemanes iguales, dos inclinaciones iguales, dos maderas con la misma densidad, los paños, la pintura de las mesas, la mezcla de los naipes y su tinta, viento, resistencia de los materiales del piso, flexibilidad ante la cantidad de personas, temperatura ambiente, humedad presión atmosferica y todos aquellos factores que la física cuántica trata de desenmarañar desde que es cuántica y se torno mas probable que la alquimia.

Voy a contarles una historia, que por razones legales debo advertirles que es producto de mi modesta imaginación, y tal como la biblia, solo se trata de literatura de ficción. Durante los años 1987 y 88, un joven de 15 años viajaba constantemente a MDQ, por razones laborales de su padre. Este joven aparentaba más edad y era alto; y entraba al casino desde los 14 años, pero solo a mirar. A Los 15 decidió jugar, dotado de una memoria que hoy manifiesta haber perdido en parte, había ideado un método para anotar los números que iban saliendo, y jugaba solamente a color, pares-impares y a las docenas de la ruleta, el método era sencillo, memorizaba gran parte de las jugadas y luego las anotaba de manera muy discreta en la cara interna de sus dedos, así tenia una especie de estadística de como venían esas tres cosas durante horas, luego jugaba y ganaba el 70% de las veces. Jamás acertó ni jugo a un número pleno, lo mas cerca que estuvo de un número fue acertar línea, siempre iba solo y se quedaba horas mirando la misma mesa hasta que le empezaba a jugar. No hizo saltar la banca ni mucho menos, pero se compraba cientos de boludeces, casetes, relojes, ropa de moda, siempre invitaba tragos y desayunos a amigos, chicas que nunca lo besaron, y desconocidos que le caían simpáticos. Cuando empezó a perder, nuca mas entro a un casino a jugar hasta el día de hoy y de esa manera decía por ahí, que se fue con saldo positivo, ya que él creía que el que juega siempre pierde, dicen que lo vieron invitando tragos en clubes de Jazz con dinero ganado de manera limpia y que escribe en foros desde una ciudad de una isla que fue la segunda colonia griega, después de Naxos.