Re: Escepticismo y Marketing

#32857
Sir Arquimedes
Participante

Respecto de shapues, no voy a opinar por razones que en la última reunión quedaron expuestas a plena luz del sol. La cuestión de vender al mismo precio menos cantidad de un mismo producto, es hijo exclusivo de la situación económica de este país. Una criollada por parte de la empresa fabricante en un esfuerzo por continuar siendo competentes. Si bien no trato de exculpar a alguien que está engañando al público, lo veo más bien como un método de adaptación, en una economía cuya característica es la constante suba de precios, en un escenario de inflación eterna, disfrazada, disimulada y desmentida por un gobierno que además, es capaz de censurar o tildar de golpista o gorila a una empresa que denuncie esta inflación que es generalmente tres veces mayor a lo que el INDEC anuncia. Algo parecido paso con las encuestadoras, que pueden ser multadas por revelar números que pueda desfavorecer al gobierno, o como hizo este fin de semana pre electoral en donde se abstuvieron de revelar el índice de inflación hasta el lunes, una vez que todos votaron. El engaño es parte de nuestra cultura y desenmascararlos no.

Voy seguido a una dietética, cuyo vendedor me caía simpático, hasta que un día una hermosa señorita que estaba adelante mío le pregunto qué efectos tenía el Gingsen sobre el organismo, ya que ella padecía problemas de insomnio y este ser le contesto, frente a mí y a otros potenciales compradores, que lo escuchábamos sumisos, atentos, y ansioso por saber, como si estuviéramos en una cátedra de nutrición natural: “…mira si tenes problemas para dormir te dormís enseguida y si tenes sueño pesado aliviana tu sueño, el Ginseng es asi! Concluyo con una alegre sonrisa al público presente; la vergüenza ajena me invadió y mirar hacia abajo entre resignado y cuasidistraído, fue la mi única opción, deseando que ese puñado de eternos segundos se amontonen para que me atienda rápido, irme y que el olvido lo devore como a una tostada de gluten.

Finalmente el otro día escuchaba a alguien que decía que no se que productos o alimentos «reparan» el ADN, estuve a punto de hacerle un comentario respecto a los beneficios de los cuales hubiera gozado si sus padres hubieran consumido eso; pero luego mi silencio medió entre la estupidez y mis cada vez más frecuentes pensamientos sarcásticos.