Re: Cómo convertir a un escéptico en un creyente?

#33145
saibaba
Miembro

Sí, es lo que siempre digo: «es pecado autoetiquetarse de escéptico».

Uno nunca sabe lo que va a pensar o creer mañana.

Ni el razonamiento falaz con el que se levantará algún día.

Traté de imaginarme en el experimento ese, y me pareció que yo no creería de pronto en lo sobrenatural.

En realidad, ya me ha pasado que veo o tengo coincidencias llamativas en mi vida, y no las asocio a razones extra-naturales.

En realidad, si uno tiene «coincidencias» en su vida, es muy posible que se deban a que uno se rodea de objetos y hechos acordes a su propio estilo de vida. Luego, todo empieza a parecerse y a tener un sentido especial… pero es uno mismo con sus actos que va configurando su entorno, se dé cuenta o no.

Si me ponen a adivinar cartas, en vistas de que nunca tuve suerte anteriormente, y ya he intentado el test Zener y me fue mal, tendería a atribuir los aciertos a una simple casualidad: un día de suerte.

No me adjudicaría a mí mismo poderes psíquicos.

En cuanto al «vidente», ciertamente que lo vería como algo «extraño», exótico, pero aún con aciertos bien concretos y específicos no creería que existen los poderes de adivinación.

Y esto es porque ya me he formado la opinión de que los adivinólogos son gente experimentada, que manipulan el discurso, la gente, y hasta se engañan un poco a sí mismos, los que les da mayor grado de «honestidad» y por ende «credibilidad».

Preferiría dejar el asunto «sin explicación»: me acertó todo, está bien, pero eso no significa nada hasta que halle una explicación concreta.

Dejaría las «causas» en stand-by, porque no las conozco, pero no creería en nada hasta verificar qué es lo que pasó realmente.

Y no sé si me afectaría demasiado quedarme en la ignorancia de saber cómo es que me adivinó algo el tipo.

Pues acepto que hay muchas cosas en la vida que requieren un análisis más detallado para entenderlas, y no dispongo de tiempo para estudiar cada boludez freak que aparezca.

Uno no tiene que dejarse apabullar por el «ruido» que hacen ciertas cosas para llamar la atención sobre uno, porque luego uno gasta tiempo en eso.