Los «derechos» existen en un mundo ideal por el que hay que pelear.
Aceptar que hoy esos «derechos» no están completamente «aceptados» por todos los individuos, es una triste necesidad.
Pero es así, hay que ser concientes de las dos cosas: la realidad que queremos y la realidad que tenemos. Ambas difieren, y en la calle no se puede uno poner a discutir, sino a salvar el pellejo.