En efecto. fue demandado por la Asociación Británica de Quiroprácticos (BCA) por decir que promovían tratamientos inútiles. Todo ese circo le costó caro monetariamente a Singh pero mucho más le costó a la BCA ya que perdieron credibilidad. Como consencuencia, además, 1 de cada 4 quiroprácticos en Gran Bretaña estaba siendo investigado por falsa publicidad.