HOSTIAS Y BROMATOLOGÍA
Existe una reglamentación estricta que regula la producción, conservación y distribución de toda sustancia destinada a ser ingerida por las personas.
Las hostias son evidentemente una de ellas; las obleas se confeccionan generalmente en panaderías habilitadas, en base a harina de trigo y agua, según procedimientos normalmente aceptados para la producción de alimentos y observando las normas de higiene pertinentes. Por ello, en principio no debería haber ningún impedimento para aprobarlas como sustancias alimenticias, una vez detalladas su composición y modo de producción, según las normas bromatológicas y el código alimentario en vigencia..
Empero estas obleas sufren luego, poco antes de ser ingeridas, un cambio radical llamado “transustanciación” por quienes las distribuyen y administran , que altera absolutamente sus características y composición. Nunca se ha detallado con precisión en qué consisten estas alteraciones, y no sabemos por tanto si no encerrarán peligro para los que las ingieren; de hecho, hay evidencias como para sospechar que el consumo excesivo de hostias produce imbecilidad. Creo que las autoridades competentes deberían informarse e informar cumplidamente sobre este asunto, que afecta a un número de consumidores decreciente, pero considerable aún. Quienes aplican la ley no deberían hacer excepciones.