Millones de dólares del gobierno de Perón, invertidos en pseudociencia
Al llegar Juan Domingo Perón a la presidencia en 1946, la Segunda Guerra Mundial acababa de concluir. Como todos sabemos, el Tercer Reich fue el gran perdedor, Adolf Hitler se suicidó, las potencias vencedoras destrozaron y se repartieron los territorios de Alemania… en fin, nuevamente un rotundo fracaso para aquél imperio (luego de haber perdido también la Primera Guerra Mundial), que no llegó a construir a tiempo la bomba atómica.
Pero, ¿qué ocurrió luego con todos los científicos e ingenieros alemanes que habían trabajado durante la guerra para Hitler? Su país había quedado en ruinas y ya no les ofrecía tantas posibilidades de empleo. Cada cual escapó hacia donde pudo. Algunos emigraron a Estados Unidos, por ejemplo, como el equipo de Wernher von Braun, y otros viajaron a países que habían sido neutrales durante el conflicto. Argentina fue el destino de muchos, ya que no sólo había sido neutral, sino incluso había guardado discretamente cierta simpatía con el fascismo.
Perón recibió a todos esos científicos e ingenieros con los brazos abiertos y les dió ocupación inmediatamente en sus respectivos campos, con la esperanza de desarrollar la tecnología y la industria nacional. Entre ellos se encontraba Kurt Tank, un ingeniero aeronáutico y piloto de pruebas, que en Córdoba sería uno de los protagonistas en el diseño del célebre Pulqui II. De modo que según parece, Kurt Tank fue una buena inversión. Pero fue precisamente este mismo ingeniero quien también recomendó que Argentina recibiera a un colega suyo. Y ahí es donde comienza la historia del artículo de hoy.
Este colega se llamaba Ronald Richter, y era un pseudocientífico de pies a cabeza. Embelesó al presidente desde el primer instante en que se conocieron, prometiéndole ni más ni menos que la fusión fría. Esto, para quienes no sepan de qué se trata, es un proceso físico que aún hoy en día no se ha podido lograr en ninguna parte del mundo, e incluso es muy poco probable que la humanidad lo alcance en el corto o mediano plazo, si acaso alguna vez lo logra. De poder concretarse constituiría una fuente de energía extraordinariamente potente, prácticamente ilimitada y gratuita para todo el mundo. Adiós al petróleo y al gas para siempre. Por eso no es sorprendente que Perón se haya entusiasmado tanto con esta idea; de haber tenido éxito quién sabe cómo habría cambiado la historia de Argentina en el marco mundial. Tal vez habríamos terminado desarrollando la bomba atómica, tal como se temía en el extranjero en aquella época y anunciaban con cierto amarillismo los titulares de los diarios.
Richter comenzó a trabajar en Córdoba, con la idea de utilizar energía nuclear para impulsar los aviones que diseñaría Tank. Pero al poco tiempo, debido a su personalidad turbulenta tuvo sus primeros encontronazos con sus colegas y decidió trasladarse a otro lugar. Tuvo la ocurrencia de elegir como destino a la Isla Huemul, lugar paradisíaco ubicado en lago Nahuel Huapi, a pocos metros de la ciudad de Bariloche. Allí comenzó el Proyecto Huemul, de proporciones colosales, con la meta de conseguir la mencionada fusión fría. Según cuenta Ruth Spagat, la traductora personal de ese psicópata, «Perón le concedía cualquier cosa, ya fuera caro, muy caro, o extremadamente caro».
Ahora bien, ¿qué es exactamente la fusión nuclear? Es un proceso emparentado con la fisión, que es la base en la que se sustentaban las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. Tanto la fisión como la fusión son dos fenómenos que ocurren espontáneamente en el núcleo de los átomos, ambos liberando energía, pero funcionando al revés. La primera consiste en la división de un núcleo atómico masivo en varias partes más livianas. La segunda, en la unión de varios núcleos livianos en uno sólo más masivo. De aquí se desrprende que la fisión ocurre en los átomos que son muy pesados, es decir que tienen muchos neutrones y protones, y son los que se encuentran al final de la tabla periódica, como el Uranio. Y la fusión, por el contrario, ocurre en los átomos livianos, que se encuentran al comienzo de la tabla periódica, como el Hidrógeno. Por eso las bombas atómicas de fisión emplean Uranio, y también por eso el Sol (cuya luz emanada se debe a la fusión nuclear que ocurre en su interior) está compuesto de elementos livianos como el Hidrógeno.
Considerando entonces que el secreto de energía emitida por el Sol radica en la fusión nuclear, ya nos podemos ir haciendo una idea de lo potente que es este proceso físico. Además, una gran ventaja es que funciona en base a Hidrógeno, que justamente como consecuencia de ser el elemento más liviano, también es el más abundante del Universo. Pero (siempre hay un pero) la fusión ocurre espontáneamente a temperaturas de millones de grados (como las del interior de las estrellas). La idea de Richter era conseguirlo a temperatura ambiente; de ahí el nombre «fusión fría». Algo que tal vez en algún futuro sea posible o no, pero claro está, si aún hoy no estamos ni cerca de esto, imaginemos la misma situación medio siglo atrás y en las manos de un personaje desequilibrado e incompetente.
Y es que realmente no estaba cuerdo. Para empezar era extremadamente conspiranoico: vivía pensando que había espías acechándolo por todos lados, intentando robar los secretos de sus investigaciones y de frustrar los resultados de sus experimentos. En una ocasión obligó a todos los que trabajaban en el proyecto a ver una película de ficción, que se trataba de una investigación de física nuclear donde se infiltraban agentes espías. Más tarde impuso que todos tomaran prácticas de tiro al blanco con armas de fuego… por las dudas. Otro día se le ocurrió que una pareja de alemanes que vivía en Bariloche eran espías que lo vigilaban por binoculares desde un cerro, e hizo traer a su presencia a la pobre pareja, que ni siquiera hablaba castellano. Dispersos por toda la isla había hecho instalar potentes reflectores de luz que funcionaban toda la noche. El coronel Fox, un jefe de la guarnición militar de Bariloche, consideró que era parte de su deber inspeccionar el lugar, pero cuando se presentó allí el científico lo echó de la isla apuntándole él mismo con una pistola.
Como podrán suponer, con sus labores científicas no era mucho más sensato que eso. Jamás publicó ningún trabajo científico justificando sus hipótesis. Al contrario, carecía completamente de todo tipo de rigurosidad teórica o experimental. A modo de ilustración, luego de mucho tiempo de no obtener resultados satisfactorios, un buen día la máquina que utilizaba imprimió un informe positivo. Richter se puso eufórico. Sin embargo, a sus colegas presentes les resultó enteramente obvio que se trataba de un defecto del equipamento técnico, atribuyéndolo al movimiento de unas piezas flojas que deberían haber estado fijas. Propusieron repetir el experimento, pero Richter se opuso furiosamente. Y efectivamente, no lo hizo. Tarde o temprano se terminó convenciendo a sí mismo de que había tenido éxito, y así lo comunicó al Gobierno Nacional. El presidente llegó a anunciar públicamente que el proyecto de Richter repartiría energía barata en botellas de medio litro y de un litro, similares a las botellas de leche de esa época.
Desde ya, Perón no tenía por qué ser un experto en física nuclear, pero aún así podría haber sido razonablemente escéptico y asesorarse correctamente. No hacerlo a tiempo fue una gran irresponsabilidad de su parte, de lo que sin duda se debe haber arrepentido. Cuando envió una comisión investigadora (entre cuyos miembros se encontraba José Antonio Balseiro), la mayor parte del derroche de recursos ya se había consumado. Dicha comisión incluso encontró que los cables de muchos equipos electrónicos estaban mal conectados (en lugares donde no correspondía) o directamente desconectados.
¿El resultado final? 300 millones de dólares tirados a la basura (en valor de 2003), el complejo de la Isla completamente desmantelado, y la carrera de Richter destruída para siempre. Luego de un breve período en prisión, pasó el resto de su vida desocupado y aislado en una casa del conurbano bonaerense, donde falleció. En cierto modo dejó un legado, no obstante. El hecho de que eligiera arbitrariamente la Isla Huemul como sede de su «investigación», fue lo que acabó determinando que se asentara en Bariloche la CNEA (Comisión Nacional de Energía Atómica). Fue la continuadora del Proyecto Huemul, en el sentido de dedicarse a la física nuclear en Argentina, pero esta vez, afortunadamente, de manera verdaderamente científica y hoy en día con renombre internacional.
De todas maneras, aquella no sería la última vez que alguien proclamara haber logrado la fusión fría. En muchas otras partes del mundo más tarde surgirían casos de mucha repercusión, como el de Pons y Fleischmann. Naturalmente todos con el mismo destino; fracaso absoluto y fin de sus carreras científicas. Aunque nada de esto quiere decir, por supuesto, que no se pueda hacer investigación científica seria en este campo; lo cual de hecho es lo que se realiza actualmente en el ITER.
Tampoco sería la última vez que alguien, en Argentina, anunciara ser capaz de obtener resultados experimentales insólitos y al margen de la ciencia, pidiendo fondos al Estado en forma de subsidios e incluso patentando sus artefactos imposibles. Pero eso lo dejamos para otro artículo.
Fuentes:
- Projekt Huemul: el IV Reich en Argentina, (Documental que recomiendo ver encarecidamente).
- Artículo de la Wikipedia sobre Proyecto Huemul
- Revista EXACTAmente, edición del Décimo Aniversario, 2004
Leer más: En un comentario, Sebastián nos deja un link al «Informe del Dr. José Antonio Balseiro referente a la inspección realizada en la isla Huemul en Setiembre de 1952«. No es de difícil lectura y es muy interesante. ¡Muchas gracias!
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Excelente artículo: uno de los pocos casos en que de algo malo, surgió algo bueno.
No estoy de acuerdo en algunos conceptos vertidos.
1. En esa época, al igual que ahora no estaba mal comulgar o simpatizar con alguno de los dos frentes, ya sea alemán o Yanqui, si yo hubiese estado en esa época creo que hubiera simpatizado por Alemania, como ahora lo hago por Irak (y no por sus crímenes, sino por ser una nación invadida por su petróleo), o por cualquier nación invadida con excusas de paz. Alemania hasta la segunda guerra albergaba las mentes más brillantes, tanto judías como alemanas. Simpatizar con los alemanes, no implicaba estar a favor de la matanza de judíos, era solo una visión política, como hoy ser peronista, por mas malo que sea, no significa estar a favor de los nazis. En mi caso tampoco estoy ni hubiera estado de acuerdo con la muerte de nadie, y menos por razones raciales. La película “The Remain Of The Days” retrata la vida del mayordomo de un aristócrata Ingles que se vuelca a favor del nazismo, interpretada por Anthony Hopkins, la recomiendo.
2. Perón refugio de manera encubierta a oficiales alemanes perseguidos por los crímenes cometidos, y tenía un simpatía especial por ellos, sabiendo lo de la matanza, simpatía que debió dejar de lado, o al menos no mezclarla con su envestidura y con los fondos públicos. Y también trajo científicos, y si bien no es viable la fusión fría, no quiero imaginar la cantidad de cosas que se hubieran logrado en el camino, y la alta capacitación que hubieran tenido nuestros científicos.
3. EEUU albergo muchísimos científicos alemanes bajo el nombre de Operación Paperclip, recluto cerca de 500 científicos alemanes perdonándoles sus crímenes, el caso más notable es el de Wernher Magnus Maximilian Freiherr von Braun, más conocido como Wernher von Braun, posiblemente sin este hombre, Norte América y/o la NASA no hubieran podido hacer ni una suelta de globos. Recomiendo ver “Dr. Strange Love” de Stanley Kubrick con Peter Sellers, un film donde se satiriza a von Braun y se ironiza con su escaso arrepentimiento.
4. Finalmente digo que la fusión en frio no es peudociencia cuando nace de una teoría científica y hay científicos que aun hoy trabajan en ello, por más románticos y liricos que parezcan los resultados buscados. Hace cincuenta años se hubiera dicho lo mismo del código genético, del trasplante de órganos (no del trafico), de hablar con tu auto o de jugar al ajedrez con una computadora en el baño de tu casa.
La fusión fría es 90% pseudociencia. Tienen sus propios journals, se pasan la probavilidad previa por donde no les alumbra el Sol y suelen hacer ciencia por comunicados de prensa más que por revisión por pares. No sólo el infame ejemplo de Pons y Fleischmann sino este mismo año unos investigadores de la Universidad de Bolonia anunciaron a la prensa haber logrado la fusión fría… el paper había sido publicado en un journal que ellos mismos habían creado.
Además, el caso de Reichter es 100% pseudociencia. El tipo no sabía lo que hacía (o sí sabía y era un genio del engaño). Toda la empresa fue un calco de los fraudes de energía ilimiata actuales. Siempre está a punto de lograr el breakthrough que va a callar a todos los críticos sólo necesita un poco más de tiempo y más inversores. Hizo todo lo que pudo para retrasar lo inevitable incluyendo exigir que se demoliera y reconstruyera el reactor momentos después de que se hubiera terminado.
sabía de esto, nunca habia considerado a Richter como un ignorante, para mi siempre habia sido simplemente un estafador. despues de leer un poco del informe de Balseiro me convencí de que Richter además era todo un pseudocientífico.
Comparto para los que les interese (es un poco técnico, pero la sección de «Apreciaciones personales» se puede leer sin tener conociemientos técnicos previos):
«Informe del Dr. José Antonio Balseiro referente a la inspección realizada en la isla Huemul en Setiembre de 1952»
http://www.ib.edu.ar/index.php/el-balseiro/historia-del-ib/informes-sobre-las-actividades-en-la-isla-huemul.html#Carta
Sir Arquímedes: como Jorge, estoy de acuerdo con tus puntos 1, 2, 3, pero lo que no entiendo es qué tiene que ver con el artículo. Con respecto al punto 1 (sabiendo que estoy entrando en terreno político espinoso), si bien yo suelo sentirme emocionalmente atraído hacia el que está en desventaja, no me parece que uno pueda justificar el apoyo a Alemania de esa manera, ya que fue Alemania la que llevó al poder a Hitler, comenzó la guerra y perpetró un genocidio antes de ser sometida e invadida. Y pudo hacer todo eso porque era un país avanzado, militarmente fuerte, no un país atrasado como Afganistán o dependiente de un recurso único como Irak.
asi es, estoy de acurdo, sucedio lo siguiente, y pido disculpas, cuando termine de escribirlo se corto la electricidad en mi casa, duro unos 45 minutos, cuando volvio, volvio el documento, y le di una rapida leida y pense que estaba listo, pido disculpas estimado Berrueta!
Hace poco ví esto en el History Channel la historia se llama Proyecto Huemul. A Richter se le dio todo lo que necesitaba para llevar a cabo su «investigación», hasta la isla Huemul cerca de Bariloche rodeada de guardias tipo Alcatraz donde no podía entrar nadie. El proyecto era super secreto.
Algunos científicos, entre ellos Enrique Gaviola y José Balseiro lograron desenmascararlo. Al fin y al cabo, gracias a este chanta se pudo desarrollar en materia nuclear el país.
En marzo de 1951, ante una selecta concurrencia de funcionarios y periodistas, Juan Domingo Perón hizo un anuncio que recorrería rápidamente todo el mundo: «El 16 de febrero de 1951, en la planta piloto de energía atómica en la isla Huemul, de San Carlos de Bariloche, se llevaron a cabo reacciones termonucleares bajo condiciones de control en escala técnica”, cita Sergio Cerón en su trabajo.
Y amplía: “El entonces presidente argentino informaba el desarrollo de un proceso original para producir energía atómica mediante una reacción de fusión nuclear, que no partía del uso del uranio, era no contaminante y barata. Parecía abrirse la puerta a la utopía de una fuente inagotable de energía que reemplazaría para siempre a los combustibles de origen fósil. La estructura de poder económico, político y militar del mundo, de confirmarse el anuncio, se vería sacudida en sus entrañas”.
Perón presentó a la concurrencia al profesor Ronald Richter, de 42 años, austríaco, nacionalizado argentino, director de los ensayos, quien confirmó las aseveraciones de Perón: «Yo controlo la explosión, la hago aumentar o disminuir a mi deseo. Cuando explota una bomba atómica sin control hay una destrucción espantosa. Yo he conseguido controlar la explosión para que la misma se produzca en forma lenta y gradual».
En otra respuesta afirmaba: «Usted se sorprendería mucho si supiera cuál es el material que se usa; pero como otros tienen supersecretos, nosotros también los tenemos. Tenemos que conservar los secretos de nuestros amigos para que ellos conserven los nuestros. No mantenemos el secreto por razones armamentistas, sino simplemente por razones económicas e industriales, puesto que además del espionaje para la guerra existe el espionaje económico, y la Argentina deberá proteger el secreto».
Este fue el comienzo de lo que pronto se llamaría el caso Richter porque cuando se hizo el anuncio las reacciones de fusión controladas no eran posibles. Entre el escepticismo primero y la ironía más tarde, el mendocino Enrique Gaviola ayudó a desenmascarar al científico austríaco.
“Richter contactó con Perón y fue contratado por su gobierno para producir una bomba atómica”, resume Torres. “Pero al pasar los años y no obtener resultados se nombró una comisión de científicos notables quienes comprobaron que no se habían realizado las cosas prometidas. Al parecer Richter no era un farsante total, sino que había prometido más de lo que podría hacer. En todo el mundo se decía que en la Isla Huemul, en el Lago Nahuel Huapi, se estaba construyendo una bomba atómica”, explica el epistemólogo Juan Manuel Torres.
El especialista relata que “después se descubrió el bluff, ya que no se había hecho lo que se esperaba de Richter y de su grupo a pesar de la construcción de instalaciones y del gasto de enormes sumas de dinero. Eso enturbió todo el plan de la energía atómica en Argentina. Gaviola fue uno de los científicos que puso al tanto al gobierno de que lo se estaba haciendo en la Isla Huemul no era correcto; él fue uno de los que denunciaron a Richter ya que se había sobreestimado lo que éste podía realmente concretar. Todo pasó luego al olvido”.
Sin embargo, a pesar de esto, “Gaviola logró interesar a las autoridades acerca del uso de la energía nuclear como fuente de energía y como herramienta básica en la investigación médica en un momento en que muy pocos sabían de energía nuclear y menos de la tecnología necesaria. Por eso, él es uno de los precursores de la CNEA. El llamó la atención sobre esto y en ese sentido, José Balseiro, uno de sus discípulos, terminó de convencer al país sobre la importancia de su desarrollo. Hoy Argentina cuenta con un grupo de científicos muy bien formados y es de los pocos países que tiene energía nuclear”, subraya Torres, profesor de la UTN y la UNCuyo.
…gracias por no olvidar disculparme.
Bastente bueno el articulo. Es verdad que Perón la pifio en la finalidad y la eleccion de la investigacion, pero hay que aclarar que una vez mas, con este gobierno, el peronismo invita a la ciencia para formar parte de una politica de estado.
«Los experimentos de Fusion enfrentan nuevos obstaculos», The New York Times, 24/06/2011
y pensar que se lo pudo traer a Heisenberg y en vez de él terminamos con este…
buen artículo!
para una página que se jacta en la precisión científica de los datos y critica la imprecisión en todos los demás (y con buenas razones), su artículo tiene el muy grosero error de decir que luego de la Segunda guerra Mundial se levantó el Muro de Berlín, cuando en realidad esto no ocurrió hasta mediados de 1961, lo cuál es más de 16 años después (e incluso luego de que se acabe toda la «investigación» de Richter).
Efectivamente es un error, no porque sea incorrecto cronológicamente, sino porque el Muro de Berlín no tenía nada que ver con evitar que escaparan los científicos nazis y es irrelevante al caso de Richter. Lo acabo de corregir. No recuerdo que nadie en el Círculo Escéptico se haya jactado de ser absolutamente preciso; más bien al contrario, una de nuestros objetivos como individuos escépticos es tener siempre en cuenta que podemos equivocarnos. Saludos.
Muyyyy sobre la hora, hace rato que no entro al foro y acabo de ver este trhead.
Para el que este cerca y quiera asistir posteo un mail de un amigo Cosmologo:
Hace tiempo que no me he podido volver a juntar con ustedes, pero por lo
menos por mail quería contarles que seguimos con nuestras charlas de
invitados en el CAIFA, y por tal motivo quería invitarlos para este sábado
a una nueva conferencia.
Esta vez, el orador será el Dr. Mario Mariscotti, Dr. en Física, quien
vendrá a hablar sobre el Proyecto Huemul y la historia de la energía
nuclear en Argentina, sobre el accidente nuclear de Japón y los efectos de
la radiación en la vida cotidiana. El Dr. Mariscotti es autor del libro
«El secreto atómico de Huemul» y tiene una importante trayectoria en la
física nuclear argentina (Ver resumen de CV abajo).
La charla será este sábado 10 de septiembre a las 18hs, en nuestra sede
principal, ubicada en Yrigoyen 358, Martínez – (http://www.caifa.com.ar).
Aquellos que quieran y puedan venir, los esperamos gustosamente. La
entrada para estos eventos es libre y gratuita.