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Cómo salió el encuentro abierto en el Museo de Ciencias

Reunión en el bar

El domingo 15 de julio, nueve miembros del CEA nos reunimos en el bar San Jorge, ubicado en las proximidades del Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia.

La reunión comenzó a las once de la mañana y durante tres horas charlamos de los temas más diversos, desde las huellas psicológicas de los sobrevivientes del Holocausto, hasta  qué especie de dinosaurio nos gustaría revivir, qué sabor tendría si lo cocináramos, la inexistencia histórica de Moisés, para qué sirve un llavero radiactivo y el llamativo nombre de «Marie Curie» de una choripanería cercana, pasando por todos los temas intermedios.

También le dedicamos algo de tiempo a asuntos más relacionados con el CEA, particularmente al espacio que le dan los medios a las pseudociencias y otros engaños. Recordamos algunos de los muchos timadores que han tenido -y algunos siguen teniendo- frecuentes apariciones en la televisión, los diarios y las revistas: astrólogos, como Ludovica Squirru, Lily Sullos, Blanca Curi (1950-2010) y Horangel; mentalistas, como Ricardo Schiariti o Janin y Javis; ilusionistas, como Tony Camo.

Después de desayunar y almorzar en el bar ingresamos al museo, que algunos ya conocíamos y otros visitaban por primera vez, donde nos encontramos con dos colegas escépticos más. Nuestra impresión fue de un espacio muy recomendable para visitar, con buen nivel de información, exposiciones completas y bien presentadas. Si bien la mayoría de los ejemplares datan de hace muchos años, se encuentran muy bien conservados y expuestos. Pero especial atención le prestamos a la sala de los dinosaurios, para conocer a su más reciente incorporación, el Bicentenaria argentina, un dinosaurio carnívoro de tamaño mediano que vivió durante el período Cretácico, hace alrededor de 90 millones de años. La historia de su hallazgo es muy interesante, ya que fue totalmente fortuito: durante una bajante del lago Ezequiel Ramos Mejía, en Río Negro, un pescador vio un grupo de huesos asomando en la orilla y decidió excavar y guardarlos. Encontró unos 130 huesos. Si bien esto fue en 1997, no fue hasta diez años después que  los paleontólogos se enteraron del descubrimiento y determinaron su importancia.

Dos ejemplares de Bicentenaria argentina

Al margen del contenido del museo en sí mismo, a todos nos llamaron la atención los excelentes detalles de la arquitectura del edificio. Como parte de las rejas de las puertas había decorados con arañas y sus telas, como terminación de las columnas de la planta baja del edificio había murciélagos, las barandas de las escaleras tenían un entramado formando la imagen de moluscos, en los muros externos había búhos gigantes, todo esto aparentemente como parte de la arquitectura original. Y posiblemente se nos hayan escapado más detalles. Realmente, un museo muy interesante. Lo que no vimos fue venta de ningún tipo de publicaciones ni tampoco llaveros, remeras u otros artículos de merchandising.

Abandonamos este lugar a media tarde, momento en el que nos despedimos de dos integrantes y el resto nos dirigimos caminando al Starbucks del Abasto. Por supuesto, luego de tomar un café recorrimos ampliamente el shopping, quedando finalmente cuatro integrantes que nos dirigimos -siempre a pie- a compartir una cena en la zona cerca de Retiro, a media cuadra de Galerías Pacífico. Y desde ya, todo el tiempo conversando a más no poder sobre tantas cosas interesantísimas que sería imposible resumirlas en este post.

En resumidas cuentas, un día muy largo, terminando con nuestras cabezas en riesgo de colapso nuclear y nuestros pies desafiando las leyes de la termodinámica. A todos aquellos que se lo hayan perdido, no dejen de estar atentos a los próximos encuentros, que siempre anunciamos con tiempo a través de este blog y las redes sociales.

¡Nos vemos la próxima!

3 comentarios en «Cómo salió el encuentro abierto en el Museo de Ciencias»

  • Disculpen… era mi intención la de asistir pero como era domingo tuve que ir a rezar a la iglesia. 😀
    Lo cierto es que me enteré de vuestra página casualmente anoche y ya era muy tarde.
    Para la próxima estaré atento a su próximo encuentro abierto.
    Salu2.

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  • Buenas! El nombre de la choripanería, por si acaso les quedó la duda, no es casual. En el parque donde se encuentra el museo, también se encuentra el Hospital Oncológico Marie Curie.
    Como todos sabemos, nada mejor que un buen chori después de una sesión de rayos (?).
    Si es necesario dar excusas, tengo una: el lunes rendía final de electrotécnia!

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  • hola david,es admirable la fuzera qe tenes!!! sos un ejemplo a segir. no conocia esta enfermedad,nunca avia escuchado de eya,desde mi lugar lo unico qe puedo hacer x ahora es difundirlo y si puedo ayudarte en algo mas lo voy a hacer. A NO BAJAR LOS BRASOS,FUERZA Y MUCHA SUERTE!!!!!!

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