Mass Effect

Ciencia de Mass Effect: el sistema inmune de los Quarians

Los quarians son mi especie favorita del universo ficticio del Mass Effect. Su desafortunada historia de prometeos involuntarios es un poderoso recordatorio de la importancia de la tolerancia y la diversidad, su biología basada en dextro-aminoácidos tiene interesantes implicaciones y sus problemas inmunológicos es un punto fértil para un análisis biológico.

Haciendo una breve recapitulación de la historia quariana para los despistados, originalmente del planeta Rannoch, los quarians son hábiles constructores y programadores. Para asistir en tareas básicas crearon a los geth, unos robots inteligentes con la capacidad de compartir información entre sí. Eventualmente (inevitablemente) los geth ganaron consciencia y luego de intentar eliminarlos, los quarians fueron exiliados de su propio planeta y obligados a vivir en el espacio en la flota migrante.

Trescientos años después, la vida en los ambientes estériles de las naves espaciales les generó un sistema inmunológico sumamente débil, por lo que debe utilizar trajes aislantes en todo momento. Los partos se hacen en ambientes controlados y los recién nacidos permanecen en una burbuja hasta que reciben su primer traje.

Un Geth y dos quarians en sus trajes protectores.
Un Geth y dos quarians en sus trajes protectores.

Algo muy interesante de la investigación científica es que muchas veces lo que parece ser obviamente absurdo termina siendo verdadero y lo que parece intuitivo resulta ser falso. Por ejemplo, en un post anterior mostré que el sistema de reproducción asari, que les permite tener descendencia con otras especies, no es del todo descabellado. Pero por otro lado, algo que parecería lógico o plausible, como la disminución de la función inmune al vivir en un ambiente esteril, en realidad es completamente absurdo.

Fallas básicas en la ciencia

Lo primero que cualquiera puede darse cuenta es que 300 años es menos que un pestañeo en términos evolutivos para una especie con un promedio de vida media similar a la de los humanos (150 años gracias a avances en la medicina). Es imposible que en menos de 3 generaciones los quarians hayan sufrido cambios en su ADN suficientemente significativos como para afectar su biología de manera tan dramática. Sea lo que sea que pase con su sistema inmune sólo puede ser una cuestión ambiental, que puede ser modificada en una generación. Sólo basta con poner a un quarian recién nacido en un ambiente no estéril y éste crecerá con un sistema inmune saludable.

Pero antes de eso hay algo aún más fundamental y es que no está para nada claro qué es lo que pasa con el sistema inmune de los quarians. Si bien en los diálogos y el codex se nos dice que éste es muy débil, esto no es consistente con un diálogo de Tali’Zorah que explica por qué los quarians tienen que cuidarse de todos los patógenos y no sólo los que pueden infectarlos a ellos.

Tali dice que al verse expuesto a un germen extraño, su sistema inmune reacciona causando fiebre, nausea, vómito y otros síntomas. Según ella es más parecido a una reacción alérgica aguda, no una enfermedad. Si un quarian tuviera contacto con, por ejemplo, varicela, no se enfermaría de varicela sino que desarrollaría síntomas de una reacción alérgica. Esta no es la primera vez en el Mass Effect que se usa el término «reación alérgica» sin demasiada explicación y probablemente de forma incorrecta.

Que un virus o bacteria humano no puede realmente infectar a un extraterrestre es claro. Salvo algunas excepciones (como la gripe o la rabia), los virus y bacterias que infectan a los animales no-humanos son inocuos para nosotros; simplemente no saben cómo infectarnos. Que un quarian se infecte con un microbio de la Tierra sería menos probable que un humano se contagie algo a una petunia. Pero el proceso que se explica en el juego tampoco tiene sentido.

Rudimentos de un sistema inmune

Es algo así pero con mucho menos Chris Rock.
Es algo así pero con mucho menos Chris Rock.

El sistema inmunológico es complejo, increíblemente complejo. En preparación para este artículo comencé a leer sobre él para informarme más allá de las cuestiones básicas que uno aprende en el secundario y realmente me voló la cabeza. Es un maravilloso sistema de órganos, células especializadas, proteínas y químicos que tiene que funcionar en armonía.

El sistema inmune se divide en dos partes: el sistema inmune innato y el adaptativo. Ambos fueron objeto de el Premio Nobel de Medicina o Fisiología de 2011.

El primero consiste en barreras físicas que dificultan las infecciones (la piel, la mucosa, los ácidos gástricos, y mucho más) y células generalistas que pueden reconocer entre grupos generales de patógenos (bacterias, hongos, virus) y eliminarlos más o menos eficientemente pero sin especificidad. Son la primera línea de defensa y está constantemente activo, buscando y matando los microbios antes de que puedan siquiera desencadenar síntomas.

El segundo se compone de una serie de células especializadas que pueden identificar el microbio específico que nos invade y desplegar un ataque extremadamente eficiente. Y no sólo no perdona, sino que tampoco olvida: el sistema inmune adaptativo tiene memoria. «Recuerda» los microbios que nos infectaron en el pasado para que la próxima vez atacarlos mucho más rápido.

Así es como funcionan las vacunas. Según el tipo de vacuna, se nos inyecta una versión menos virulenta, o muerta, o sólo partes del microorganismo para que se monte una reacción inmune y la próxima vez que entremos en contacto con él no nos enfermemos o suframos sólo síntomas menores.

Una respuesta inmune es el accionar de este vasto sistema de células en contra de algún germen patógeno que logra infectarnos. Al principio, el sistema inmune innato ataca con químicos tóxicos y la zona infectada se inflama y se llena de líquido. Si la infección resiste este primer ataque, el sistema inmune adaptativo llega al lugar, reconoce al invasor y comienza a crear anticuerpos específicos, más eficientes y dirigidas. Esta reacción no sólo daña al microbio sino también a nuestras propias células, por lo que nuestro cuerpo tiene que hacer un análisis costo-beneficio. La reacción inflamatoria no debería causar más daño de lo que podría causar el microbio.

Coordinando todo este ejército, hay células reguladoras que aumentan o disminuyen el ataque y que también tienen que estar en proporciones exactas. Demasiadas células de uno u otro tipo causarían una respuesta inmune muy pobre o demasiado fuerte.

En las enfermedades alérgicas, lejos de estar debilitado, el sistema inmune se encuentra sobreactivado. Reacciona ante partículas que no causan daño (pólen, pelo de gato, lactosa) desencadenando una respuesta inume. Esto sucede cuando todas las partes que conforman el sistema inmune no se encuentran bien reguladas, aunque los detalles todavía no están claros.

Por lo tanto, la declaración de Tali de que sus síntomas son causados por una “reacción alérgica” sólo tendría sentido si su sistema inmune está sobreactivado o desregulado.

A decir verdad, esto último probablemente sea lo que tenían en mente los escritores. La historia de los quarians seguramente está inspirada en la Hipótesis de la Higiene, la idea de que el aumento en las alergias y enfermedades autoinmunes se explica, al menos en parte, porque nos criamos en un ambiente demasiado limpio.

El juego limpio

La hipótesis de la higiene es la idea de que la causa del aumento en las alergias y las enfermedades autoinmunes es que nos criamos en ambientes demasiado limpios. La noción básica es que la estimulación temprana por medio de gérmenes patógenos es necesaria para el correcto desarrollo del sistema inmune. Fue propuesta por David P. Strachan en un breve artículo publicado en 1989 en el British Medical Journal al observar una relación inversa entre la fiebre del heno y eczema y la cantidad de hermanos.

Starchan propuso que esta observación podría ser explicada “si las alérgicas fueran prevenidas por infecciones en la primera infancia transmitidas por el contacto antihigiénico con hermanos mayores o adquiridas prenatalmente por la madre infectada por el contacto con sus hijos mayores”.

A pesar de que esta noción simple y en cierto modo intuitiva quedó como cierta en la cultura popular (“Ensuciarse hace bien” es el lema de una empresa de jabón en polvo), investigaciones posteriores demostraron que el mecanismo es mucho más complejo. No es de extrañar ya que nuestro sistema inmune es un enorme entramado de células especializadas que desafía la comprensión.

En una revisión sistemática de la literatura publicada por el International Scientific Forum on Home Hygiene se puede leer sobre las distintas líneas de evidencia que avalan la hipótesis de la higiene y las que la contradicen. Actualmente esta relación simplista entre infecciones en la infancia y enfermedades autoinmunes es rechazada por la literatura científica, dando preferencia a otras teorías más sofisticadas que tienen en cuenta el tipo de infecciones y la variedad de gérmenes. Según éstas el problema no es que estemos expuestos a pocos virus y bacterias sino que no estamos expuestos a los virus y bacterias específicos que son beneficiosos o que no estamos expuestos a una diversidad suficiente de patógenos.

¿En qué quedamos?

Llegamos a la conclusión de que tiene más sentido decir que el sistema inmune de los quarians está sobreactivado más que debilitado. Obviamente –y esto ya es una constante en esta serie de artículos– los escritores del Mass Effect no tienen por qué atenerse a la exactitud científica.

Paradójicamente, el sexo y procreación con extraterrestres resulta científicamente más plausible que los problemas inmunológicos de los quarians. O, al menos, está mejor explicado y con menos inconsistencias.

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