SensacionalismoFísica

Terremotos, tsunamis, apocalipsis nucleares y otras yerbas (parte 1)

Que fue la “súper Luna”, que fue la contaminación, que fue el HAARP, que Gaia nos quiere decir algo, que se movió el eje de la Tierra… Estas frases fueron muy escuchadas en estos días en todos los medios de comunicación, y se pudieron leer en infinidad de lugares de la web, a partir del sismo y posterior tsunami que sufrió Japón el pasado 11 de marzo. De desmitificarlas e informarnos correctamente sobre ellas ya se encargó Ezequiel Del Bianco ese mismo día en Proyecto Sandía, por lo cual no vamos a repetir esa información; les recomiendo que se den una vuelta por ese post, que será la base de otros mitos que desmontaremos a lo largo de esta serie de posts.

Operación de enfriado del reactor 3 de Fukushima Daiichi
Operación de enfriado del reactor 3 de la central nuclear Fukushima Daiichi (video de NHK).

El tema del que más se está hablando es el que resulta más alarmante, más propenso al tono apocalíptico, y el que obviamente vende más ejemplares de cualquier revista o diario amarillista: los problemas en los reactores de la central nuclear Fukushima Daiichi. Todos los informativos (por lo menos en Argentina) tuvieron como tema principal, durante la semana siguiente al terremoto, los problemas que ocasionaría la radiación en las personas que habitaban las cercanías de la central, pero fueron realmente pocos los medios que intentaron mantener la calma y la seriedad ante un tema tan delicado. Los mitos sobre la radiactivad tienden a promover la aparición de charlatanes, como los que a poco de comenzar la crisis aparecieron publicitando remedios homeopáticos contra la radiación. Estuve más de siete días viendo diferentes canales y leyendo diferentes diarios, pero entre tanta palabrería  no encontré en ningún lado una nota que explicara dos conceptos básicos no muy difíciles que podrían ayudar a minimizar el terror que tiene la gente ante un posible nuevo Chernobyl: qué es la radiación y qué es la la contaminación por radiactividad.

Recordemos que un reactor nuclear funciona a partir de la fisión de átomos radiactivos, lo que produce liberación de energía. La energía liberada es la que originalmente mantenía unido al núcleo (fuerza nuclear fuerte), éste, al romperse, produce ondas electromagnéticas de alta frecuencia (rayos gamma, rayos X y rayos ultravioleta) y liberación de neutrones y partículas alfa, los cuales colisionarán contra otros núcleos generando su fisión y la consiguiente reacción en cadena. Dentro de un reactor BWR como el de Fukushima, la energía liberada es absorbida por agua que entrará en ebullición, de la misma forma que lo haría dentro de un microondas, y se transformará en vapor en movimiento, que impulsará una turbina. Tanto los rayos de alta energía como las partículas alfa tienen suficiente energía para ionizar átomos; es por eso que si son liberadas del reactor (para lo cual tienen que superar varias barreras) corren riesgos las personas expuestas. Sin embargo, actualmente las únicas personas expuestas a índices de radiación significativos (además de los operarios que intentan disminuir la temperatura de los reactores) son los habitantes de un pueblo a 30 km donde la radiación es de 17 mSv/h (en promedio recibimos normalmente unos 0,3 mSv mensuales).

Tabletas de yoduro de potasio
Tabletas de yoduro de potasio, para reducir los efectos de la radiación sobre la glándula tiroides.

Además de la radiación ionizante, las fallas en el reactor están dejando escapar algunos elementos radiactivos, principalmente yodo-131, que pueden ingresar a los organismos vivos. El yodo-131 es especialmente peligroso porque el organismo lo concentra naturalmente en la glándula tiroides, pero por suerte —precisamente porque es muy radiactivo— se desintegra con rapidez (disminuye a la mitad en ocho días). En las cercanías de Fukushima se están entregando a la gente pastillas de yoduro de potasio para que la tiroides se sature y no incorpore yodo del ambiente por un cierto tiempo. Dentro de las recomendaciones hacia la población también se encuentran lavarse las manos con regularidad, deshacerse de la ropa que estuvo más expuesta a la radiación y no consumir alimentos que puedan contener yodo radiactivo.

Mucho más hay para criticarle a los medios de comunicación sobre el tratamiento de la información sobre los accidentes en Fukushima, pero para que este post no se haga demasiado largo, los dejamos con algunos sitios recomendados para informarse sobre este tema:

  • En este artículo de RTVE se responden de forma bastante clara estos y otros puntos sobre la radiactividad.
  • La gente de XKCD se pone seria y nos ofrece una hermosa e instructiva gráfica con detalles sobre distintos niveles de radiación.
  • En microsiervos nos recomiendan un mapa interactivo, con datos de particulares sobre la radiación en distintos lugares de Japón.
  • La carta que envió un jefe de sala de control de una central nuclear española a Amazings llevando un poco de tranquilidad a la gente.
  • Fabio nos cuenta cómo se trata la noticia en Estados Unidos y sobre el uso inapropiado de términos hollywoodenses como “fusión nuclear” (que existe, pero no es lo que ocurrió en Fukushima).

En el próximo post hablaremos de los mitos sobre la magnitud del terremoto y sus efectos sobre la Tierra.

2 comentarios en «Terremotos, tsunamis, apocalipsis nucleares y otras yerbas (parte 1)»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*